lunes, marzo 26

Entregan a Doña Letizia el discurso que Azorín dedicó a Larra ante su tumba en 1901

Artículo publicado en el diario "Información" de Alicante, el 23 de marzo del 2009. 

RESUMEN: La princesa de Asturias recibió el escrito del autor monovero en el Ateneo de Madrid, que acogió el bicentenario del nacimiento del periodista.

Las preferencias literarias de la princesa Letizia se propagaron rápidamente cuando le regaló a su por entonces prometido, el príncipe Felipe, una novela de Mariano José de Larra, El doncel de Don Enrique el doliente, encuadernado en 1850. Una obra oscura, de lectura reducida al ámbito de los especialistas, que curiosamente se convirtió por aquellos tiempos en un éxito rotundo de ventas.

El Ateneo Literario, Científico y Artístico de Madrid acoge ahora un amplio calendario de actividades con conferencias, mesas rendondas y exposiciones con motivo de la celebración del bicentenario del nacimiento de Mariano José de Larra. Un acto inaugural al que no faltaron los príncipes de Asturias.

El biógrafo de Azorín, Santiago Riopérez, que abordó las vinculaciones de ambos periodistas y escritores con la Generación del 98 como telón de fondo, aprovechó la ocasión para regalar a la princesa Letizia, con permiso concedido ya por parte de la Casa Real y del Ateneo, el discurso original que el autor de Monóvar dedicó a Larra como homenaje en 1901 ante su tumba.

El periodista Mariano José de Larra fue un hombre insatisfecho, que se opuso a todos los usos vigentes de la época, siempre en constante rebeldía. Y su recuerdo se esfumó de un plumazo tras su suicidio, pese a que dejó una huella imborrable en el periodismo de la época.

La memoria de Larra se rescató en 1901, cuando un grupo de escritores de la Generación del 98, (entre ellos, Azorín, los hermanos Ricardo y Pío Baroja y José Fuixá) se dirigieron al cementerio donde reposaba Larra y, tras depositar unos ramitos de violeta, leyeron un discurso con el que se retomaría su figura para años venideros.

"Larra es el hombre más moderno de su tiempo, el único hombre moderno de su tiempo en España. Lo que de Larra subsiste, lo que está en él más vivo cada día, es su espíritu de rebelión y protesta. Su espíritu de honestidad permanente e irreductible contra todo lo absurdo, lo ilógico y lo incoherente en la vida española", dijo Azorín.

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